Esta expresión –“bebé-medicamento”- es intrínsecamente
contradictoria pues un medicamento es algo instrumental, algo cuya razón de ser
es su utilidad para algo o alguien; mientras que un bebé, como todo ser
humano, es una finalidad en sí mismo, sin que sea éticamente admisible usarle
como instrumento o medio para nada.
Sin embargo, esta expresión indica intuitivamente muy bien la práctica
recientemente autorizada en España por el artículo 12.2 de la Ley 14/2006, de 26
de mayo , sobre técnicas de reproducción humana asistida. Conforme a esta nueva
norma, en España es ya legal producir embriones por fecundación in vitro u otra
técnica de reproducción asistida para, a continuación, practicar un diagnóstico
preimplantacional que lleve a seleccionar de entre los embriones producidos al
embrión que resulte “histocompatible” con la persona a la que se quieran
transplantar células procedentes de este “bebé-medicamento” al que se dejará
vivir, mientras son eliminados todos los que no resulten compatibles. Se crean
así embriones que serán destruidos si no son útiles para el trasplante que se
pretende, sobreviviendo sólo el que es útil como “medicamento” para el
trasplante a un tercero.Esta técnica convierte a los pequeños embriones humanos en algo que es creado sólo para ser útil al beneficiario del trasplante y condena a la muerte a los embriones que no sean útiles para esa finalidad. Por eso es una técnica contraria a la dignidad y el derecho a la vida (del embrión, ese pequeño ser humano), a pesar de su aparente finalidad terapéutica (a favor de alguien distinto al propio embrión).
Benigno Blanco
Presidente del Foro de la Familia
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